enero 25, 2011

CO2 Canadá Polémica!!!


Polémica en el proyecto de captura de carbono más grande del mundo


24 de enero de 2011

Desde 2000 en el campo petrolífero de Weyburn, provincia de Saskatchewan, se bombea dióxido de carbono a un depósito subterráneo para su almacenamiento permanente. Un reciente episodio en el que están involucrados la muerte de algunos animales y el desasosiego de una pareja vecina al proyecto, ha despertado discusiones sobre su viabilidad. La cantidad de la sustancia almacenada alcanza ya las 16 millones de toneladas métricas.

Según denunciaron recientemente Jane y Cameron Kerr, el informe de una firma de consultoría geológica ha concluido que existe vínculo entre la planta de almacenamiento y las misteriosas explosiones nocturnas que escuchan habitualmente, el descubrimiento de animales muertos aparentemente por asfixia, y una actividad que sucede en el estanque de la finca en el que habitan, descripto como la “efervescencia de bebidas gaseosas”.

Más allá de las especulaciones tremendistas que ha ocasionado el conocimiento del tema, y del que da cuenta el diario The New York Times, entre otros, varios expertos ya han asegurado que es imposible relacionar los hechos citados con el proyecto de captura de dióxido de carbono, aunque hay acuerdo para emprender investigaciones independientes, propuestas por el IPAC-CO2, un instituto de investigación de almacenamiento de carbono.

Más información:

green.blogs.nytimes.com

enero 18, 2011

Biomasa Estados Unidos da un respiro de tres años a la bioenergía al no regular sus emisiones de CO2


13 de enero de 2011

La Environmental Protection Agency (EPA) de Estados Unidos tiene previsto aprobar en julio una normativa que exima del cómputo de emisiones de CO2 a la producción de energía con biocombustibles. La exención durará tres años, el mismo tiempo durante el cual científicos y otros expertos analizarán esas emisiones y si deben entrar en una futura reglamentación.

Las industrias afectadas por el aplazamiento son las plantas de producción de energía con biocombustibles sólidos procedentes de trabajos forestales y agrícolas, las de biogás (vertederos, granjas y depuradoras) y las de fabricación de etanol. Ninguna de ellas tendrá que pasar por trámites de autorización, supervisión y, en su caso, imposición de límites y reducción de emisiones. “Los miembros de la Biomass Power Association (BPA) estamos muy contentos por la decisión de la EPA de retrasar en tres años la regulación para la biomasa". Bob Cleaves, presidente de dicha asociación, hacía pública así su satisfacción por una medida que dio a conocer ayer mismo la EPA por boca de su directora, Lisa Jackson.

Bob Cleaves respalda la decisión porque “valida completamente la importante contribución de nuestros miembros a la lucha contra el cambio climático con la generación de energía renovable”. Este aspecto resulta crucial para los productores, ya que, de entrar en esa supervisión y autorización de emisiones (una regulación similar a la asignación de derechos de emisión), entienden que perderían el carácter de energía renovable.

Tres años de estudios científicos para una solución definitiva
Además de la BPA, otras asociaciones y actores implicados (incluidos los agricultores y propietarios forestales) han mostrado interés en trabajar junto a la EPA para definir, de forma científica, cuáles son las emisiones reales de carbono a la atmósfera. Aquí está el quid de la cuestión, ya que, hay moratoria para la biomasa, pero mientras científicos y agencias federales estudian y determinan durante tres años si esas emisiones computan como netas o neutras. Lisa Jackson afirma que “sobre la base de esta consulta, la EPA propondrá una política permanente sobre las emisiones de la biomasa”.

Además de los resultados que aporten este grupo de expertos, la EPA confirma que también se tendrán en cuenta las más de 7.000 observaciones que ha recibido desde que en julio de 2010 requirió información al efecto. Entre ellas hay algunas que constatan que hay ciertos tipos de biomasa utilizadas para producir energía que emiten la misma cantidad de CO2 que si se les dejara descomponer al aire libre. Otras, por el contrario, emiten una mayor cantidad neta de CO2, señala la nota de la EPA.

Más información:
www.epa.gov

enero 13, 2011

ESTADOS UNIDOS Empire State Building sin eólica, pero sí el mayor comprador comercial neoyorquino de energía 100% renovable

10 de enero de 2011


Se trata de una iniciativa de 20 millones de dólares (15,2 millones de euros) acordada con la firma Green Mountain Energy por la que el edificio más alto -y el más simbólico- de la ciudad de Nueva York compra el equivalente total de la energía que consume en renovable.


No se trata exactamente de que vayan a instalarse aerogeneradores en la parte superior de la emblemática construcción, ni de que hasta ella llegue concretamente electricidad generada por ese tipo de elementos. El acuerdo con la empresa Green Mountain Energy, con base en Texas, estipula la compra de energía de fuentes renovables a ser volcadas a la red y no tanto asegurar que esa energía sea entregada al comprador en sí, en este caso, el Empire State Building .

Se trata de la compra de los llamados Certificados de Energía Renovable (REC, por sus siglas en inglés). Un REC representa derechos de propiedad a las cualidades ambientales, sociales y de otro tipo de la generación de electricidad renovable, y por medio de él la seguridad de que ese tipo de energía será volcada a la red por la compañía contratada. Unz explicación del funcionamiento del REC se da en la web de la Agencia de Protección al Medioambiente estadounidense (EPA).

El contrato entre el Empire State Building y Green Mountain Energy establece que en un lapso de dos años se abastecerá de un flujo de casi 55 millones de kilovatios hora (kWh), un plan energético que evitará la emisión de cerca de 45.000 toneladas de dióxido de carbono al año. Esto último, según la empresa contratante, significa plantar 150.000 árboles en la ciudad, o suprimir 40 millones de viajes en taxi, o apagar durante una semana las luces de casi todas las casas del estado de Nueva York.

Además, con la aplicación de una política de eficiencia energética, los administradores del rascacielos más famoso de los Estados Unidos planean reducir el consumo de energía hasta en un 38 por ciento, y reducir sus costos en unos 4,4 millones dólares (3,4 millones de euros) al año.

Entre otras medidas, en el edificio de 102 pisos, construido en 1931, se ha trabajado sobre sus sistemas eléctricos, de ventilación y de calefacción, y se ha instalado más de 6.500 ventanas con aislamiento para el frío y el calor.