A partir de 2011 empieza a regir la directiva de la Unión Europea sobre el fomento en el uso de energías renovables.
El dilema producción vs. ambiente, como consecuencia de la crisis medioambiental de nuestro planeta y la creciente demanda de alimentos/ energías, impone tener en cuenta ahora más que nunca el concepto de “sustentabilidad”.
Hace algunos años sucedió algo parecido con el concepto de “inocuidad alimentaria”, como consecuencia de crisis alimentarias de relevancia y amplia difusión (vaca loca, dioxinas, etc). De allí surgieron protocolos de certificación voluntaria como Globalgap, entre otros. Ahora estamos transitando una segunda línea de preocupación del consumidor, con foco en la sustentabilidad.
En este marco conceptual, a partir de 2011 entra en vigencia el requisito de certificación de sustentabilidad de los Biocombustibles y Biomasa utilizados en la Unión Europea. Esta exigencia se desprende del objetivo impuesto por la Comunidad Europea de que al año 2020 el 20% de la energía total utilizada provenga de fuentes renovables (especificado en la directiva 2009/28/CE).
Esto significa que a partir del año próximo los exportadores empezarán a requerir materia prima, aceites y biodiesel/ bioetanol proveniente de producciones sustentables certificadas.
“Considerando que la Argentina ha exportado sólo en lo que va del año más de 700 mil toneladas de biodiesel destinadas al consumo europeo, es necesario avanzar en los conocimientos e implementación/ certificación de protocolos de sustentabilidad en toda su cadena productiva”, asegura el Ing. Javier Pepa Furfaro, Director de SPC Consultores.
La Directiva mencionada establece que sólo serán reconocidos aquellos Protocolos reconocidos y aprobados por la Unión Europea. Hasta el momento aún no ha obtenido el reconocimiento ninguno, aunque se sabe que cerca de una decena de ellos han aplicado ante la CE para lograrlo: ISCC (Internacional Sustainability & Carbon Certification), RSB (Roundtable on Sustainable Biofuels), RTRS (Round Table on Responsible Soy), entre otros.
El hilo conductor común de cualquiera de estos protocolos son los requisitos de sustentabilidad establecidos en la Directiva 28 referidos a la reducción en las emisiones de GEI (gases efecto invernadero), conservación de biodiversidad/ tierras con elevada reserva de carbono, además de otros requisitos de buenas prácticas agropecuarias y de responsabilidad empresarial.
En relación a la aplicación de normas de certificación, desde SPC Consultores brindan información a través de grupos de trabajo y seminarios para anticipar demandas que “tarde o temprano se impondrán”.
Pepa Furfaro explica que “estas exigencias, no sólo satisfacen los requerimientos de los consumidores, cada vez más conscientes de los problemas ambientales y sociales que rodean la producción y comercio de productos agropecuarios, sino también son utilizadas, en muchos casos, como barreras para–arancelarias. En ambos casos, conviene tomarlas como fuente de beneficios, representan una buena oportunidad de trabajar en la gestión interna de la organización”.
“La discusión sobre el verdadero fin de estos programas, exigencia real o barrera para-arancelaria, la podremos tener oportunamente. Lo único cierto y real es que llegaron para quedarse y habrá que trabajar para adaptarse a los mismos”, considera el Director SPC Consultores.
De la misma manera que el sistema “Windows” permite correr cualquier programa del Office (Word, Excel, PowerPoint, etc.), en SPC trabajan junto a sus clientes sobre la base de la estandarización de procesos, como un “Sistema operativo” que permite implementar cualquier programa de calidad – sustentabilidad, actual o futuro (Globalgap, ISCC, RTRS, RSB, AC o cualquier otro). “La utilización de un mismo lenguaje y con una estructura sólida de información facilitará la implementación de cualquier programa, reduciendo tiempos y costos asociados”,describe Pepa Furfaro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Creciendo por el Planeta